Hubo
en mi lengua encinta:
el feto de una palabra,
el destello de una idea,
la presunción de una teoría,
la desnudez de una verdad...
Hay
en mis septentrionales altiplanos:
una conciencia fugitiva
coronada de perlas
que cual animal se escabulle
entre dos cóncavos espejos...
Habrá
las reluctantes ascuas
y su melifluo crepitar
de la vejiga en mi pecho:
en las arenas de un reloj
bogando a contrapelo...
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