A Lucía.
"¡Desnúdate!", denunciaba, exigía el gran Kafka, "a fin de comprar tu entrada al Paraíso"... No con estas palabras rotas... Mutatis mutandis, quería decir que había que quedarse en los huesos, en las médulas, en las moléculas: en el "Fuego" que se hermana con aquel otro: al que le da perfectamente igual si usted o yo creemos en él... Porque el Paraíso es cosa del aquí y ahora... ¡Y mire usted que eso lo sostuvo un judío, cuyas creencias no se equiparan con el cristianismo cuando de la vida eterna se trata! Así que hay que ser:
-primeramente incendio,
-irrepetible
-y un "no-siendo-y-siendo", simultáneamente.
Hay que ser, amable lector/(a), necesariamente simultáneo, por cuanto esta vida (¡la muy tal por cual) no basta vivirla en un modo: que es en términos "normales", el indicativo.
Debemos apreciar y saber vivir en modo subjuntivo. Pero no pierda el tiempo con la gramática, porque para entender lo que he dicho, no es el caso de ir al diccionario, sino al desafío que la misma Vida constituye por fueros propios.
Que se joda en la pegajosa eternidad quien nos legó aquello de "el hubiera no existe".
¡Sí existe! ¡Si existe! Pero aún hemos menester de cierta filosofía todavía no escrita; amén de los arrestos para practicarla...
Sin embargo no es este un blog de un moralista: creo ser el menos indicado para decirle a nadie qué debe hacer o evitar hacer... Hasta ahora sólo he querido vivir bajo el aforismo número no me acuerdo cuál del Oscuro de Éfeso -es decir, Heráclito-, que va así: "no digo ni oculto, solamente indico..."... Y con eso hay que conformarse... Y así hay que vivir... Y a cerrar la puta boca...
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Don Miguel de Unamuno - a cuyo nombre no puedo sino añadir ese "Don"- pensaba cosa parecida de la "Eternidad": iba a contrapelo del tiempo que fluye, y había qué vivirla a toda costa... Tal vez esto lo sabía como buen "Quijotista", que fue (que no "Cervantista"), por cuya "Triste Figura" sentía, profesaba tanto respeto como por la de su sosias: el dicharachero Sancho Panza, que paulatinamente se fue "quijotizando" en el transcurso de esa genial novela, o venero, o radiografía, o lo que coño haya sido: no soy crítico de arte, y mucho menos de Vida...
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¿Qué idea, desacierto o nueva mendacidad trato de transmitirte el soleado día de hoy, arrojado lector? Debo confesarte que ni yo mismo lo sé... Pero sea cual sea el trasfondo de este asunto, debo decirte que el mérito o la calamidad debe achacarse a nueve mujercitas, que en corro me susurran lo que aquí te pongo: ellas son Calíope, Melpómene, Euterpe, Talía, Clío, Erato, Urania, Polímia, Terpsícore, y mi personalísima Lucía (que viene de "lux"...) las cuales no me dejan ni dormir la mayor parte del tiempo (que no es mío, ni tuyo)... Introducen su lengua húmeda en mis sendo orificios auditivos, mas su preciada vagina me la niegan; ¡y yo padezco! ¡Vaya que padezco!:
-de fiebre,
-lascivia,
- y cierto "no poder decir",
que me conduce al fracasado aparato de una escritura siempre reticente, como de quien le da por pelear contra el Mar desde la costa.
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Quien algo sepa de "hermenéutica", sabrá a su vez que no se necesita casco; que lo último que tiene que hacer es perder su tiempo con el pendejo de Gadamer y la gradísima mamada que escribió (¡insufribles cientos de páginas) en su "Verdad y Método" (confieso que yo la cagué); tampoco en el "Ser y tiempo" de su compatriota...; sabrá que del paso se sale de la mano de otro señorazo, que aunque injustamente menos famoso que aquellos dos, señorazo indiscutible sin embargo... Don José Ortega y Gasset... Tiene además la ventaja de ostentar el "Don" tan castellano...
Pero si tuviéramos que ser más profundos, entonces nos habríamos de sumergir en el "De Trinitate", de Agustín, quien rebasa a todo dios en su glorioso texto... Allí aprenderíamos que media un embudo, un "cuello de botella" entre el "lógos profórikos" y el "lógos endiáthetos", es decir, entre lo que se dice y lo que se quiere decir, para atajar el tema de modo harto laxo... Agustín no sabía griego, pero estoy seguro que de haberlo sabido, este cabrón mundo fuera otro (si sigue mi retorcido raciocinio, amable lector, y considera que "sólamente" sentó las bases de la doctrina cristiana...)...
***
E
s
t
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p
i
n
c
h
e
h
o
j
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e
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b
l
a
n
c
o,
que tanto se parece a mi pinche vida:...
La que me tocó, y menos mal que me quedas lejos: porque si no, te atreverías a llenarla... Y qué hueva... ¡¿Qué haría entonces, si voy como hombre socrático, por aquí y por allá, cual tonel sin fondo?!
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Me parece haber dicho (casi) todo.
Iré entonces a llevar mi "casiidad" a otro lado, porque este día está de putamadre...
Hasta entonces,
y hasta siempre.
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