miércoles, 4 de agosto de 2021

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El flujo de la Conciencia no puede ser predicho, prescrito por la teoría vigente ( los amagos se consumen en sí mismos), mucho menos por la Fenomenología y su lisiado método dialéctico.
Cada subjetividad que pueda llegar a un ritmo y nivel de expresividad y comunicabilidad relativa será tanto como la conquista de la superficie lunar para la autocognosis colectiva, pues mientras la Res Cogitans no se supere como concepción ontocognoscitiva, no hablaremos entonces de evolución, progreso antropológico.
De tanto mirar el abismo te conviertes en el puto abismo.
¿Qué es 'pensar'? ¿Qué?
¿Y si 'filosofar' debiera ser incluído en la lista de enfermedades mentales? ¿Y si la idiotez fuera un ente orgánico, identificable y originario?
El hegelianismo es unitario, cual terrorista con chaleco de explosivos, cual fuerza de la naturaleza ahíta de eructos y amenazas (que no 'amenazante')... Ni el mundillo prototípico de los hijos del patriarca Abraham fue tan ingenuo, tan dependiente de las plagas...
Y aguardar a la zozobra del buque herido, rojo de melancolía en el horizonte...
Dedicarnos al fin cada cual al flujo impredictible de la Consciencia... A los patrones todos Van Gogh que a cada preguntita estúpida se forma en su acuosa pupila,  inconmensurable cuerpo de líquida  estirpe, lacrimosa y mutante...
¡Que la Poesía se desprenda de la Técnica como el Loco de su camisa de fuerza! ¡Que el Verbo Primario nazca arropado con su pudor, con su aroma de vagina!

*Desde un mundo hiperracionalizado. 
Desde el mejor de los mundos imposibles.