jueves, 25 de octubre de 2018

Nudo.


Deposítase en la Tierra,
cargado de sueño,
alcaloides
y promesas
el pápado de la Noche…
Saetas aladas huyendo
del tremor y quejido
en los goznes
de la puerta
que se cierra
para no volver a abrirse
jamás.

¡Noche Persa,
sahumada de hachís
y velos de seda
y náufragos
en el hemisferio
occipital!
¡Pupila de Perro
diáfana
y calcinante!

 Sueños
alcaloides
y promesas
hechos pulpa:
Nuevo Comienzo.

                                                                *             *             *

Había una vez….
No, no es verdad…
Hay,
hay muchas criaturas abandonadas… Algunas jóvenes y algunas y tiernas como manos de vegetal… Pero algunas tan viejas, tan débiles, y llenas de roña e irrefutables sátrapas con todo y repúblicas como pulgas, y puteadas por la vida con todo y sus ígneas historiografías y juegos de manos; con costras y viruela que únicamente querrían hablar, pero todo se les atraganta, y sin embargo, todo lo dicen a sólo mirarlas: cariño, cansancio, culpa, abandono…. Circunstancia…. Porque los libros nada enseñan, amén los ojos, y la tristeza que se escurre en sus comisuras y condensada en lagañas viscosas como el Tiempo y el grito sobre la estopa de nuestra vida ordinaria, que va, y viene, y nunca deja de venir, en sus breaking news y nota roja: pirueta mellada por lágrima refulgente de un mirar apagado o cuerpo agonizante en la vía pública: tan allí y desafiante, y tan suya, al final… El peluche no acota a la axiología, por mucho que parezca…
                                                                 *             *             *

¿De cuántos kilos
la piedra
cuyo cabo opuesto
anuda nuestro cuello?
El Día
no puede esperar...


viernes, 19 de octubre de 2018

Entre el Cielo y la Tierra. Poema.

El día y su rugosidad,
cual párpado caído,
o verruga o elucubración instantánea...

o mordaza
en atragantada respuesta,
o vertiente que ni domina
ni podría columbrarse
sobre una ciudad cariada
e hierofánica:
incandescencia prematura...

La Noche y sus labios fruncidos:
lograda senectud del color Rojo
posado
sobre labios de papel albanene...
pestañas postizas
y apostasía
extraída, desde luego,
de las médulas
de la Melancolía...
¡falso profeta!

Y sin embargo, la Decadencia...

Como revólver vuelto a cargar
debe Uno
volverse a sí mismo
para ser
(AL FIN Y AL CABO)
pasto de nuestra hambruna,
Verde sobre la tumba,
y tibio como el aliento
licántropo
de la Ruptura primera...
y el tácito pacto.

¡Cama cultivada con acero y clavos,
y hormigas
y transversales tristezas!
¡Cadáver por herencia,
cadena feudal,
aborto oceánico
y espacial!
¡Aliento del mismo Demonio!
Haz girar ahora la Rueda
ceñida a tu acostumbrado
dudar...
y a tu sideral
premunición.
Y tu Amor en trizas...