mezclé acetona y algo más;
el rojo trapo en que vertí
ahora es azul: ¡triunfé!,
supongo.
y todo sentimiento, ártico,
y antártico el deseo
en este día de fiebre
y deletereo
y fugitivo
y bastante pluvial.
Día de estío
como atacado de pena
y viruela,
y maldito
y hermoso como
salido
de cirujía plástica,
de la fragua de lucifer,
del pubis de la luna:
día glorioso como fruta despellejada
o animal dormido
o mujer sexualmente satisfecha;
día como torturado
signo de interrogación
sobre el potro de las preguntas;
día de nacar iridiscente
y letales drogas;
día cual hijo
desuputamadre,
desuperraputamadre,
y cual gelatina cuajado,
cual sopa de mentiras
y soporíferos.
Día que te contraes
por tu propio peso
bajo la soga enroscada a tu cuello:
rasposa como tus encías,
y tus nudillos
y dura como tu epidermis.
Día de mierda.
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