Sobreviviré a un mañana nuclear en que profetas y locos tropiecen; sobreviviré a un mañana pálido como la cara visible de la luna; sobreviviré a la enfermedad, la guerra y el hambre arropado en el calor exangüe del loco que grita , del vástago que se esfuerza, de la rama o del pelo que se riza;
sobreviviré a las mentiras ajenas y propias, a las denuncias a la policía, a los puños cerrados contra el pavimento, a los versículos bíblicos que prefijeron mi venida al mundo, llena de cuervos,
ahíta de notas como cerca de almabre de púa,
¡oh sí!, sobreviviré al mñana abierto como ostra, sangrante
y lleno de veneno, dispuesto a los labios del César!
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