jueves, 24 de agosto de 2023

jueves dos cuarenta pe éme. Poema.

 

Sin verdadero “training” de faquir me arrojo sobre la cama de vidrios molidos, ayer en lo moral, hoy en lo estético, haciendo antes bien “angelitos”, importándome un pito cuánta sangre me vaya en el performance, buscándola de nuevo y más tarde en el fondo de las botellas de tinto… Seré siempre ese “eterno adolescente” en la yema del índice con que el mundo me apunta, nunca uno de sus frutos maduros, nunca un renglón proverbial (ni siquiera renglón, porque éste es recto, mientras que yo torcido, a menos que de mañana erecto cual pelo implacable sobre la testa cana de Dios para detonar su furia…)… Las madrugadas de insomnio me sorprenden despiertas ante mis ruidosas preguntas como uñas sobre pizarra sobre sí, en términos generales, seré hijo de mujer, y no más bien nacido de huevo; sobre si mi sangre tiene temperatura cálida y no acaso la frigidez de la del reptil; sobre si mi destino fue también como el de los hombres escrito en las estrellas y no trazado por el trémulo pulso del azar en el reverso del palimpsesto sideral… Así pues mis ojos de día siguen bogando sobre negras canoas y mi mente cuajada de telarañas cuando no pasto de quimeras e inmateriales criaturas oníricas: mala idea buscar mi áncora de salvación en los resoplidos metálicos de un Chet Baker o Miles Davis, peor aún en la selva castaña de entrepierna de mujer o en el caldo rojo de un johnnie walker de ínfulas originales aunque más bien pirata… Nada de esto tendría sentido desde luego si no fuera por cierto regustillo de mi propia razón para acuchillarse a sí misma, por ser escarpada ladera y alpinista en un rapel algo siniestro al que se entrega con fruición, qué hija de puta, que buena discípula de Zenón el eleata en eso de demostrar la irrealidad del movimiento a través de paradojas, de ser flecha despedida por el arco que en realidad nunca avanza, oh ábranme la puerta de este antro mierdero, sáquenme en tándem por ambos brazos, mándenme a todo el cuerpo de seguridad, y déjenme sólo y solo morir en el filo de la madrugada y la banqueta.  

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