No fue tu sexo de tinta recubierto con la espuma de Venus,
ni tu nacimiento olímpica obra,
mas Digresión y Balbuceo
Hospicio y Simiente
de tu contingente natura,
Palabra...
Palabra sólo dicha para sujetarla, estrujarla y romperla, hasta hacerle botar las líquidas entrañas tan semejantes a gasolina sobre el rescoldo de hierro al rojo que nos atraviesa la laringe.
Laringe como pista de caballos...
Équidos de patas agudas,
tuertos de ambos ojos,
e irascibles jockeys sujetándolos
con alambre de púas...
En carrera por el primer premio:
un arma bacteriológica
para limpiar
la poliomielitis planetaria,
o cedazo malva
que delate
a la flema verde,
la lápida venérea
que grabe
tu último suspiro
políglota.
No hay comentarios:
Publicar un comentario