A los Artistas.
A Nigredum Proyect.
Ética para artistas.
1. En fecundas y afortunadas ocasiones el artista deviene en
su obra, y ésta, en concordancia con el momento meteórico de su eclosión, se
erige ante un mundo expectante, más como espejo que tótem. Entonces debe ante
todo reflejarlo nunca, pero nunca, fidedignamente. De otro modo se incurriría
en pecado abominable por su parte, cuyo
imperativo debe encauzarlo, primeramente, a ser fiel a sí mismo: lograr en su
persona y vástagos la forma, técnica y contenido, interpretación y
emergencia de cualquier otra
descendencia futura, independientemente del éxito, fracaso, entendido y
malentendido que suscite. Forzar el sentido de la corriente es suicida.
2. “Sinite parvulos a me, venite!”, hemos de decir: sin asco o remordimientos: sin prejuicios, sin homofobias o xenofobias o teratofobias: reconozcámosles paternidad y otorguémosles honesto beso sobre su frente ahíta de cicatrices y varicela, sobre sus miembros retorcidos de poliomielitis… en su sangre blanqueada por el VIH…
Con el mismo orgullo y paso arrogante con que conducimos a la más bella de nuestra hijas al altar…
Ebrios del mismo ahínco que nos constriñe como cerdos al el fango de los vicios…
Con la misma entrega de la albura de la nieve sobre las costras de la Tierra…
Seamos para con ellos causa de Andante Caballero: adarga de los expósitos y lisiados…
3. En cuanto a nuestras más afortunadas criaturas,
a la yerba verde sobre nuestro cutis de concreto,
a la Runa del Alfa-Beto,
al erótico dardo sobre la cristalina superficie que nos sitia, limita, y enjaula –fenoménicamente hablando-,
al eructo y posterior carcajada dentro del reloj de arena,
a la carmínea perífrasis sobre los párpados del discurso,
al voluptuoso bostezo de la más bella prostituta,
al Cantar de los Cantares a través de la jeringa con sedimentos de heroína, zambulléndose como gaviota en el azur de nuestras venas,
y los triunfos pugilistas del árbol: batallas frente a las eras del mundo,
sus odas narradas en anillos
(¡nudillos!),
y sus galas pretéritas ya añejadas en corteza…
…y el fuego que encendemos con ella en nuestros templos vacantes de Dioses…
…Y el humo de cigarrillo que sube como implorante incienso a un cielo sin lengua…
Y en fin, el almibarado racimo de Electras que a diferencia de los plañidos del Señor de los aqueos nosotros gustosamente sacrificamos al carnal apetito del Destino… ¿habremos entonces espacio al más roedor de los sentimientos?
4. “Esclavos, no maldigamos la vida”, sin hurtar más rebanadas de un fruto podrido,
de un huerto avasallado y más fraternal al burdel, aunque llevemos encajado al talón el clavo oxidado de la “originalidad”.
Antes bien, sea caverna interna que acoja nuestro descanso de murciélagos solipsistas, a fin de incubar bajo el calor de nuestras alas la próxima peste estética que asole el mundo,
la siguiente extinción masiva,
el Apocalipsis,
u orgánica pastilla cebada con los ungüentos de Perséfone…
Rechacemos tanto la ambiciosa precipitación como en sus incolegibles resultados, sin dejar de arrastrar el falo por el asfalto…
5. Temblor antes que Tierra.
¡Pan, Pan, Pan, Pan, Pan, Pan!
¡El corazón pide Pan!
¡El hígado quiere Pan!
¡El sistema linfático añora Pan!
¡Y el sistema nervioso no admite más nutrientes sino Pan!
¡Y en medio de la sinapsis hay Pan!
Con su flauta y cabras… ¡Y la sociedad de los hombres cae de hinojos ante un Pastor!
Nuestro temblor con bolígrafo en mano ha de obedecer al Dios Pan, al narrar las voces de socorro sobre la Tierra;
y la desfiguración sobre la cara de los Hombres
en el discurrir de las Hormigas.
6. Cielo y Nubes: el Busto de Isis.
En semejantes Pezones hincamos los dientes.
7. De la amada sobre el dorso, un Amor
enamorado, hiriólo saeta
propia, curiosa y en Divino Dolor
de mundana carne, nave veleta:
¡Psiches, desesperada, Amor muerta
eres!! De ponzoña y mortal influjo,
Miedo, temblor y Dolor te sedujo
el Amor: erguida natura yerta
en brazos del Insomnio, ¡oh, reflujo,
oh ya puerta! De Amor que comparece
enamorado amante que sedujo
al Alma que se oculta y resplandece.
Eres, Amor, lo que a Paris condujo
al Celo o la Sangre que enardece.
8. Sea la sandalia de Empédocles la reliquia fundacional.
La metaforización del clímax conceptual que violente el cráneo de los simios inteligentes…
Y surja la fórmula química del Vacío….
Y la desnudez de la Nada…
Y el Periférico de la Belleza alrededor de su cabeza plateada…
9. Finalmente, Artista:
a) No deberás macerar tu grano dorado bajo muelas de azogue;
b) ni ostentar desapercibida grisura por purpúreo manto;
c) u ofuscarte en el juego de “las escondidillas” mientras apuestas con “dados cargados”
Dios-Bestia.
Cielo-Tierra,
Palabra-Silencio.
Caminar en cuerda transversal.
Y si caes,
¡levántate!
2. “Sinite parvulos a me, venite!”, hemos de decir: sin asco o remordimientos: sin prejuicios, sin homofobias o xenofobias o teratofobias: reconozcámosles paternidad y otorguémosles honesto beso sobre su frente ahíta de cicatrices y varicela, sobre sus miembros retorcidos de poliomielitis… en su sangre blanqueada por el VIH…
Con el mismo orgullo y paso arrogante con que conducimos a la más bella de nuestra hijas al altar…
Ebrios del mismo ahínco que nos constriñe como cerdos al el fango de los vicios…
Con la misma entrega de la albura de la nieve sobre las costras de la Tierra…
Seamos para con ellos causa de Andante Caballero: adarga de los expósitos y lisiados…
3. En cuanto a nuestras más afortunadas criaturas,
a la yerba verde sobre nuestro cutis de concreto,
a la Runa del Alfa-Beto,
al erótico dardo sobre la cristalina superficie que nos sitia, limita, y enjaula –fenoménicamente hablando-,
al eructo y posterior carcajada dentro del reloj de arena,
a la carmínea perífrasis sobre los párpados del discurso,
al voluptuoso bostezo de la más bella prostituta,
al Cantar de los Cantares a través de la jeringa con sedimentos de heroína, zambulléndose como gaviota en el azur de nuestras venas,
y los triunfos pugilistas del árbol: batallas frente a las eras del mundo,
sus odas narradas en anillos
(¡nudillos!),
y sus galas pretéritas ya añejadas en corteza…
…y el fuego que encendemos con ella en nuestros templos vacantes de Dioses…
…Y el humo de cigarrillo que sube como implorante incienso a un cielo sin lengua…
Y en fin, el almibarado racimo de Electras que a diferencia de los plañidos del Señor de los aqueos nosotros gustosamente sacrificamos al carnal apetito del Destino… ¿habremos entonces espacio al más roedor de los sentimientos?
4. “Esclavos, no maldigamos la vida”, sin hurtar más rebanadas de un fruto podrido,
de un huerto avasallado y más fraternal al burdel, aunque llevemos encajado al talón el clavo oxidado de la “originalidad”.
Antes bien, sea caverna interna que acoja nuestro descanso de murciélagos solipsistas, a fin de incubar bajo el calor de nuestras alas la próxima peste estética que asole el mundo,
la siguiente extinción masiva,
el Apocalipsis,
u orgánica pastilla cebada con los ungüentos de Perséfone…
Rechacemos tanto la ambiciosa precipitación como en sus incolegibles resultados, sin dejar de arrastrar el falo por el asfalto…
5. Temblor antes que Tierra.
¡Pan, Pan, Pan, Pan, Pan, Pan!
¡El corazón pide Pan!
¡El hígado quiere Pan!
¡El sistema linfático añora Pan!
¡Y el sistema nervioso no admite más nutrientes sino Pan!
¡Y en medio de la sinapsis hay Pan!
Con su flauta y cabras… ¡Y la sociedad de los hombres cae de hinojos ante un Pastor!
Nuestro temblor con bolígrafo en mano ha de obedecer al Dios Pan, al narrar las voces de socorro sobre la Tierra;
y la desfiguración sobre la cara de los Hombres
en el discurrir de las Hormigas.
6. Cielo y Nubes: el Busto de Isis.
En semejantes Pezones hincamos los dientes.
7. De la amada sobre el dorso, un Amor
enamorado, hiriólo saeta
propia, curiosa y en Divino Dolor
de mundana carne, nave veleta:
¡Psiches, desesperada, Amor muerta
eres!! De ponzoña y mortal influjo,
Miedo, temblor y Dolor te sedujo
el Amor: erguida natura yerta
en brazos del Insomnio, ¡oh, reflujo,
oh ya puerta! De Amor que comparece
enamorado amante que sedujo
al Alma que se oculta y resplandece.
Eres, Amor, lo que a Paris condujo
al Celo o la Sangre que enardece.
8. Sea la sandalia de Empédocles la reliquia fundacional.
La metaforización del clímax conceptual que violente el cráneo de los simios inteligentes…
Y surja la fórmula química del Vacío….
Y la desnudez de la Nada…
Y el Periférico de la Belleza alrededor de su cabeza plateada…
9. Finalmente, Artista:
a) No deberás macerar tu grano dorado bajo muelas de azogue;
b) ni ostentar desapercibida grisura por purpúreo manto;
c) u ofuscarte en el juego de “las escondidillas” mientras apuestas con “dados cargados”
Dios-Bestia.
Cielo-Tierra,
Palabra-Silencio.
Caminar en cuerda transversal.
Y si caes,
¡levántate!
Perdido y aterrado en el desconcierto de los sostenidos y bemols del fractal de nuestra inocencia, en eyaculacion precoz nos atribuimos un alma cual armadura encarnada de interioridad y asi enjaerzados partir en busca del grial de hambrosia q acalle los sapos del reskicio de esta fractura individual del absoluto
ResponderEliminarPorque en el fondo no puede ser de otra forma, ¡y no debe serlo tampoco!
ResponderEliminarQue el fenómeno de la Vida se convierta en droga dura, en coces bajo las venas...