Un poema ya viejito, que tal vez no debí ya haber rescatado... Y sin embargo la hermana Mosca, tan detestada por el género humano, cuya sola presencia alada tantos improperios y maldiciones levanta, lo merece...
Granate salpicando
ambos circones:
incrustadas gemas,
tus ojos saltones;
del Sol derrites
la bilis:
tus alas devuelven
el Arcoiris...
Póstranse a ti
númenes y frailes,
¡oh emperatriz
de los aires!
Bien lo sabía aquél
a quien todas las cosas
evocabas:
yertos párpados en fosas...
Y cuando en tierra
posas tus ínclitos
brazos morenos,
no hay vinos
o manjares,
curadas carnes
sepulcrales,
frutos tiernos,
que aquéllos
no brecen,
que no delecten
a tu lengua
delicatessen.
Atesoras nutrida
jungla de sabores:
¡beldad alada
de todos colores!
¡Napoleón de los cielos,
Pantagruel del yantar,
<<Bocatto di Cardinale>>,
exiges con tu zumbar!
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