¿Y cómo no
rendirme ante diez Imperios como el alba?
Mano izquierda:
Meñique- Paris
Anular- Gran Bretaña
Cordial- New York
Índice-Buenos Aires
Pulgar- Atenas
Mano derecha:
Meñique- Egipto
Anular-Bohemia (República Checa)
Cordial: Moscú
Índice: Ciudad de México
Pulgar- Korea…
¿Cómo no caer de hinojos, desesperarse, querer comer cada una de esas pequeñas ciudades sitiadas por mis deseos… cómo, Décima (después de Calíope, Melpómene, Terpsícore, Erato, Clío, Thalía, Euterpe, Polimnia y Urania, digo…) cómo Tú te atreves con tu epidermis de lava a retrotraer mis labios de hielo? ¿Cómo no desearía, por una vez, a querer asimilarte en caliente Beso? ¿Cómo no querer alimentarme de tus uñas?
Entonces me pegaste como loca droga. Como “caballo” en mi letargo del Amor me despertaste: ni ayer ni hoy, sino más bien desde siempre, cuando te esperaba con antelación a las puertas del útero de una mañana o tarde de estío, ¡J!
Me recriminas que así no es, que no así, y yo aferrado a tus negaciones grandilocuentes y mentirosas: más Bella eres en cuanto más te engañas, y de paso me dejo arrastrar, por la marejada de tu escepticismo y soledad petrificada… ¡Déjate sólo caer, que yo te detendré!
Soles negros sobre blanca colina, así tus ojos… Borrasca tus pestañas (y yo bajo Ellas, ya de rodillas…)…
Postiza tu nariz, cual cúpula en la casa de Apolo…
Constelación dentro de labios como agujero negro (¡me traga, me ahogo! ¡Sálvame!).
Con cruel respeto la distancia aborrecible entre Tú y Yo; me dispongo a cruzar frontera, a riesgo de ser deportado…
Chichis Caderas y Muslos que son banquete visual, y yo que pago lo que sea, lo que sea, incluso la Salvación Eterna…
Te quiero completa, J: Mujer de abortos y amabilidades por igual; Mujer de Carne y Sueño; de Sangre y Sed para el Hemofílico en que gustosamente me convierto a cada portazo de tus “¡no!”; Mujer tan inasequible, tan lejana, tan añorada en la platea de un pasto dorado… “Lluvia”, “Astro”, “Luna ahíta de mordiscos, todos míos”, te llamo luego…
Te quise antes que lo supieras; callé antes que lo escucharas; y sí: ¡te tuve que espiar un poco! ¿Te ofende? Culpable de rojo Amor soy…
J: ¿me devuelves mis paraguas? Si sí, encájalos entonces en donde sabes: mi estipulado e irremediable Corazón; el mismo: a la hora del péndulo inexorable… Lo conoces…
Tuyo es… En cuanto lo reclames...
Mano izquierda:
Meñique- Paris
Anular- Gran Bretaña
Cordial- New York
Índice-Buenos Aires
Pulgar- Atenas
Mano derecha:
Meñique- Egipto
Anular-Bohemia (República Checa)
Cordial: Moscú
Índice: Ciudad de México
Pulgar- Korea…
¿Cómo no caer de hinojos, desesperarse, querer comer cada una de esas pequeñas ciudades sitiadas por mis deseos… cómo, Décima (después de Calíope, Melpómene, Terpsícore, Erato, Clío, Thalía, Euterpe, Polimnia y Urania, digo…) cómo Tú te atreves con tu epidermis de lava a retrotraer mis labios de hielo? ¿Cómo no desearía, por una vez, a querer asimilarte en caliente Beso? ¿Cómo no querer alimentarme de tus uñas?
Entonces me pegaste como loca droga. Como “caballo” en mi letargo del Amor me despertaste: ni ayer ni hoy, sino más bien desde siempre, cuando te esperaba con antelación a las puertas del útero de una mañana o tarde de estío, ¡J!
Me recriminas que así no es, que no así, y yo aferrado a tus negaciones grandilocuentes y mentirosas: más Bella eres en cuanto más te engañas, y de paso me dejo arrastrar, por la marejada de tu escepticismo y soledad petrificada… ¡Déjate sólo caer, que yo te detendré!
Soles negros sobre blanca colina, así tus ojos… Borrasca tus pestañas (y yo bajo Ellas, ya de rodillas…)…
Postiza tu nariz, cual cúpula en la casa de Apolo…
Constelación dentro de labios como agujero negro (¡me traga, me ahogo! ¡Sálvame!).
Con cruel respeto la distancia aborrecible entre Tú y Yo; me dispongo a cruzar frontera, a riesgo de ser deportado…
Chichis Caderas y Muslos que son banquete visual, y yo que pago lo que sea, lo que sea, incluso la Salvación Eterna…
Te quiero completa, J: Mujer de abortos y amabilidades por igual; Mujer de Carne y Sueño; de Sangre y Sed para el Hemofílico en que gustosamente me convierto a cada portazo de tus “¡no!”; Mujer tan inasequible, tan lejana, tan añorada en la platea de un pasto dorado… “Lluvia”, “Astro”, “Luna ahíta de mordiscos, todos míos”, te llamo luego…
Te quise antes que lo supieras; callé antes que lo escucharas; y sí: ¡te tuve que espiar un poco! ¿Te ofende? Culpable de rojo Amor soy…
J: ¿me devuelves mis paraguas? Si sí, encájalos entonces en donde sabes: mi estipulado e irremediable Corazón; el mismo: a la hora del péndulo inexorable… Lo conoces…
Tuyo es… En cuanto lo reclames...
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