sábado, 15 de mayo de 2021

Salvar.

 



El magma de mis venas es azul y constante,
el “runrún” en la azotea, un moroso inquilino
al que voy incorporando a la familia…

Aterrizó cual meteoro, extinguiendo criaturas
sin cesar; como avión sin motores;
aterrizó lo hórrido, la catástrofe:

la Tierra verde se cubrió de “¡ahyes!”,
de blasfemia, de tremor, y hasta piedras murieron…
Todo fue fulminado: la alada filosofía,

la Ciencia del Amor; los soplos, retenidos:
Murió la Vida; no hay nada qué hacer…
Salvemos lo que se pueda: a la Cucaracha suspicaz,

al Caballo parlante y sabio, cables del tejado,
gente que cuelga del tendedero y no vemos
(porque los sentidos engañan, o el Juicio),

salvemos lo que se pueda, ¡oh!,
salvemos lo que carece de nombre,
y que aún nos espera con ojos vidriosos, de perro…

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