viernes, 12 de julio de 2024

POEMA.

 Ciertamente el Optimismo posee un suelo -más que "fundamento"-, y eso es la absoluta certeza de que siempre, siempre, pudo haber sido peor.

Aceptando lo anterior, uno deja de echar de menos los cincuentamil libros que sobre la materia se han escrito, y que aun con tiempo -esta materia inoble, que no la es -puesto que habría que compararla con algo mejor que una abstracción-, y de la que estamos "hechos"-, no leeríamos.
***
Una novela de mierda de quinientas páginas por un solo renglón de oro, es todo lo que pido.
Pecaré por aspirar a lo alto y no a lo ancho. Pecaré con fruición.
***
He colgado a Frida Kahlo de mi frontispicio interior, luego soy alguien: pende transfigurada en venado, puteada con ocho flechas, pende como quien fuera la arrojó al vasto y culero mundo, sufriendo, como todos. Pende y me observa y la observo, y sé que me susurrará cosas que ni a Diego le dijo mientras duermo, a fin de que sufra con ella. Y le diré -si es que recuerdo- que es inútil, que todos estos años me han servido para arredrarme más ante la vida que ante la muerte, y que el puño del amor me atemoriza más que el de Thanos, y que ni lo intente. Hablaremos, y preferiré que suceda mientras ella quiera siempre y cuando yo esté borracho, con un tufo alcohólico que ni las piedras me perdonen, salvo ella, que es etérea -se sabe, y fue lo mínimo para lo que las monedas de sal le alcanzaron-, y a veces dejaré que me dé de sapes.
Ella sí. Porque sufrió y algo sabe, no por sus horribles pinturas.
***
Si el Miedo es algo, no lo será más que la muerte, y la muerte a nadie da miedo. Pero si es psicológico, entonces es la mamada woke de greñas rosas, luego no es real. Y la tarea se habrá cumplido.
***
Mi ecosistema, de aire libros y bacterias, de pedazos de vidrio y hálito de gente que a fuerza de echarlo para afuera –a fin de no ahogarse-, lo respiro yo: el círculo de la fotosíntesis, imperfecto y amargo y de geómetra transtornado. Nadie querría tres gramos de este aire venusino, y a nadie yo se los invitaría…
Hijas de Mnemosine, pensé que érais mis amigas, mis socias, y ahora me susurráis vuestras peores blasfemias... Me habéis golpeado el estómago con la rodilla, y ahora ni siquiera bilis segrego, sino algo más negro que el fentanilo, oh bastardas.
***
Sí tengo de la Mosca la voluntad tenaz, sí puedo hablar de los salarios, el Capital y la Mujer, sí habría puertas abiertas para mí siempre en las cantinas, sí me iría a perder tras ellas como quien tras la panocha... Sí, sí, sí... ***
Siempre hay que seguir la Senda propia, incluso si la tal es autodestrucción.
"There´s a method in my madness", se dijo.

jueves, 4 de julio de 2024

Días de mierda.

Mejor harían algunos días
en no nacer siquiera:
en no sumar al mundo
con su peso de catafalco
y gris calamidad;
en no mirar abajo
con ese rojo rencor
tras su ojo ígneo,
el sarcasmo cual puñal agazapado

en su sonrisa argentina
y el esputo de desprecio
volcado en millones de gotas
sobre nuestras testas yermas
y cansadas…
Mejor harían en ser óbitos
en la negra entraña de su madre
y nunca ver la luz,
dejando intacta nuestra estúpida
esperanza, sin soplo
el ascua de nuestra desesperación…
Harían bien los tales días
en ser arrancados en pedazos
del calendario como fetos,
haría bien la Tierra
en rehusarse a girar,
haría falta un cruel palafrenero
en el carro de Apolo,
que moliera los corceles
a palos y vituperios de trueno…
Haría falta un apocalipsis
de vez en cuando,
que sustituyese
a esos días de ignominia.

                  ***

En esta hora agria y sublunar,
jarabe de amargura, rictus de dolor;
en esta hora parecida a mujer acribillada
sobre mesa fría
y metálica de autopsia,
en esta hora que patalea en su gangrena
con grebas en sus puños
y verde espuma
borbotenado en su ano.

En esta hora que nace y crece
como planta con ponzoña
o cola de alacrán; esta hora orgánica
que pende sobre un contrato de sangre…
Esta hora,
lánguida cual puta satisfecha: apenas
un decapitado segundo,
una hora cobarde y parsimoniosa…

En esta hora, sí, mi destino se cumplirá:
para que la noche, ala de murciélago,
se expanda, y su pene rojo
y salitroso lubrique y se hinche…
Noche rubia
y de moradas uñas, multívoca y
variopinta… Noche…




jueves, 27 de junio de 2024

Fragmentos.

 Así como la locura y la genialidad están separadas por una línea difusa y en ocasiones ni siquiera, también la bellaquería de la parresiázomai en lo que toca a la cacofonía, el hombre soez del parresiatés en el uso contante y sonante de la chingadera. Al chile.

***

Hay guerras que es mejor ganarlas mediante la "no acción", como recomienda el Tao.
***
"Impersonarnos" a fin de comprender, como método implícito de la filosofía, sin adulterar lo considerado con el camino hacia ello.
No cisma Sujeto/Objeto.

***

Una filosofía rota en mil pedazos, como la Coyolxauhqui, después de que los cuatrocientos Uriones que todos llevamos dentro la desmadren, y a eso se reduce toda buena ambición epoistémica y la verdadera "vuelta a los orígenes": retrotraernos al Caos primario y en ese río hacer nuestras abluciones. Todo lo demás sabe y huele y se siente falso, pues la sencillez, lo inmediato de la Realidad nos parecerá evidente, como cuando nos acostumbramos a dormir con una mujer y sólo una..                                              *** Cuánta tristeza y alegría al zarpar de un, cualquier puerto. Se viaja para aprender a morir, para dejar atrás, siempre (el único cognoscible y a la mano), obedeciendo en esta vida al menos al constante anhelo interior. A la vida llegamos de océano embriagados, y hacia ahí nos dirigimos incluso sin dirección fija cuando en tierra.                                                 *** Hasta de las arrugas solemnes de nuestra sabiduría hay que reirnos.

miércoles, 7 de febrero de 2024

Poema.

EFEMÉRIDES.

En un día como hoy, hace unos 2600 años,
cayó Tales de Mileto a un pozo mientras escrutaba
el mapa del cielo, 
provocando la risa de una tracia,
mientras que tú, que lees esto en tu celular
yendo en la pendeja,
estás a punto
de caer en una coladera sin tapa.
Ponte verga.




Pero estas coces contra el tórax desde dentro,
la alharaca estrepitosa de una muchedumbre en la estrecha cavidad craneal,
los intestinos fuertemente entrelazados en bacanal ofídica,
el péndulo entre el ora sucumbir en carcajadas, ora en místico llorar…
La plúmbea certeza de este desamparo irremediable,
de esta tonelada pétrea o índice inclemente de un dios que cual niño hunde
sobre nuestras espaldas haciéndonos crujir… ¿Cómo lo alivias?
¿Cómo, a no ser sino sembrándote una bala
hasta la sima del precipicio,
o con algo de alcohol y adormidera –quizá entre más inmunda mejor,
o bien sobre la albura de unos cuantos folios
y los azules Nilos de tinta de tus antebrazos para hartarlos?
O tal vez unas pocas páginas llenas de talento y sedición,
de hombres que “guiados”, por así decir,
se hermanaron con los astros, y cuya escalinata fue cimentada
con su rotundo desprecio a lo pequeño:
como acaso nunca los vuelva a ver el mundo…
¿Quién querría un obeso tratado metafísico, una ontología
del pelele siglo XX, habiendo exempli gratia, “Proverbios del Infierno”?
¿Y cómo a su vez abandonar este infierno a medida y de alta costura
sin haber pasado por “El Paraíso perdido”?
Maldita sea, daría el alma a cambio de la sandalia de Empédocles
regurgitada por el sardónico Etna,
O la retahíla de imprecaciones vomitadas por el pozo
en cuyo lecho yacía contrahecho y deshecho Tales
mientras –se dice-, leía el oscuro mapa estelar sobre su testa.
La pregunta acerca del libro que te llevarías a una isla desierta
es de parvulario; antes bien un símbolo oriental
tatuado en el dorso o los genitales. Antes bien una enfermedad letal.

                                                  ******

Recuerdo, de mis años mozos, cuando el amor en mí
palpitaba como estío salvaje y primitivo,
a una mujer cuyos dedos de los pies
tenían nombres de ciudades:
Milán Tokio París Lima Los Ángeles;
recuerdo su hálito a fresas de Irapuato,
sus ademanes algo almidonados
y su triste devoción a dios…
Imaginaba su pubis como Ciudad del cabo:
meridional pululante y torrencial;
también las palabras que la verja de su vigilia
contenía cual perros
pero que mascullaba mientras dormía,
traicionada por lo que llaman “subconsciente”:
“lamer morder folgar”.
Recuerdo la correa alrededor de mi cuello
y con la cual manipulaba la dialéctica del
“ven-aléjate”; y a mí lamiéndola
y es el caso que no me arrepiento:
el fosforescente de sus uñas tirando de sus faldas rayadas
hacia abajo de sus pantorrillas,
su pupila vertical agazapada tras sus negras y luengas pestañas,
y la constante violación del segundo mandamiento mosaico
a cada tercera palabra que decía,
cada filigrana de su polar y simétrica sonrisa
cada efluvio de su parpadear, acompañado de cristalería rota
y suspiros al inconmensurable vacío…
Recuerdo, y es como limón sobre mi alma molusca:
como otros recuerdos que febriles se agitan dormidos
bajo la sábana de la insignificancia y la colcha del olvido,

Y vuelvo a amar a esa muchacha.

                                               ******

Esta tarde de febrero que como puta de Babilonia cae
sobre nuestro pecho adolorido y ceniciento;
este mes de febrero como espada de Damocles,
este minuto amargo, y sus segundos cual fósforos raspados:
y el no saber qué hacer de uno mismo
sino acaso mastique blando en las manos ociosas de Dios.
Recuerdo recordar que recordaba un día 
este día, este mismo día de Rembrandt
hecho de luces y sombras y preguntas como caballos
espantados y febriles. Este habitar pecera
o cuerpo de cristal y vampírico despertar…



miércoles, 31 de enero de 2024

poesía cero

 

pus del alma mi poesía o amarescente vino o calostro agrio: sangre cuajada de sida, ojo cual volcán de vesánica náusea y la roja lava del amor;
erizada de góticas agujas como por Gaudí erectas
y los coruscantes colores del prisma
o los temblores en las rodillas de mi ciudad lacustre y secular:
las sienes ígneas y venerables de los vates de mi infancia
lejana y crepitante como Sirio
o el ahora seco seno
que dióme de mamar…
guiño escarlata como embrión sobre la yema u oculta tirria tras el áureo Febo
es la poesía que mana de mi tinta, exangüe remedo
del leonardino tratado que sobre pintura y otras mixturas
se escribió: mi índigo lo extraje de la ortiga, mi ámbar de cola de alacrán,
el gris del cavilar en mi postrer ceniza, de mi atrabilismo la negrura biliar.
seca saliva de profeta en el desierto mi poesía, del alcohólico néctar
que evoca el abstemio paladar del santo cuando sus proscritos ayeres
o cocción de las intrépidas lenguas de todas las mujeres
que dieron a Lope de yantar es mi contrahecha y gibosa
y mendicante y putísima poesía, de la orden de las Maritornes,
que, se dice, hacen al espejo recular.
el “antiporqué”, venero de mi poesía: de ahí nace y como Uróboro
ahí vuelve reluctante, con presión intravenosa y torrencial
como hija del mínimo absoluto, del esquizofrénico cero,
de la matemática más narcisista que gusta de contemplarse a sí misma
es ésta, mi poesía… mi poesía argentina y sublunar.

 


jueves, 25 de enero de 2024

CANCIÓN DE NOCHE

 

En esta luenga noche
como maullido o grito de mujer,
en esta noche atacada
de sarampión y estrellas,
en esta lacrimosa noche
de pez y cosas inauditas,
en esta noche derretida
y ausente…

En esta noche
desgraciada y amarga
y como vino podrido
y agorero,
mano de gitana,
lomo de gato negro;
en esta noche
que como enfermedad terminal
nos recorre
y difama:

En esta noche
cuajada de deseos…

Esta noche que se erecta
cual azucena enferma;
esta noche cuya palma extendida
muestra una necrópolis
y una geografía torturada,
esta noche que se extiende
como metástasis o aullido:
esta noche como la Culpa
o remordimiento...

Esta noche de remordimientos…

Esta exagerada noche
nos pertenece:
esta noche como lengua
de borracho, esta noche
como daga de asesino,
esta noche que brilla y se licúa …
Esta noche cuyas credenciales,
hermanos,
le han caído por el pantalón roto
y las torpes manos.
¡Oh esta noche,
que fijamente nos mira
como ramera con hambre!
¡Oh esta Noche!


                                                                *****

Esta noche que como proa,
hunde su nariz puntiaguda
en tu costa de arena
y obeliscos
véngote a hablar:
oh esta noche
recalcitrante y tachonada
de estoperoles
y grisáceos cabellos
levantados:
noche argentina y magra,
noche como rebosante teta,
noche como caldo
de odios y de amor…
Noche como cerillo raspado
o labio invadido
de pasión carnal.
Noche como pico de cuervo,
ósea y amarilla
y carroñera,
véngote a hablar
de nuevo.

En esta noche,
invadida de silencio
y sacralidad; en su negrura
casi maldita; en la lágrima
de las mujeres de esta Tierra
y su leche umbral y sólida
canto al amor:
Oh en esta noche
tan parecida a tu adeéne
lo querría todo,
la hoguera
y la pausa vocal:
el pasto y la verdura
de tu cuerpo…
Hoy tu rojo Ser,
mojado y famélico
ha de pertenecerme.

miércoles, 24 de enero de 2024

Canción de Día.

 

Carretera pedregosa mis cicatrices:
algo manó,
acaso el Alma o el Amor
o ambos:
fecunda Tierra que los tragó
al límite tremendo
y mortal
en su oceánica vastedad
ávida de gotas:
mar infrapuesta
bajo nuestros pies de barro
y ceniza
y nuestros dedos tejidos
con cansancio.

Oh Comunión de Amargura,
sucinto proverbio
con filo de cuchillo,
oh tálamo de vidrio roto,
alfombra de ascuas
e interrogantes cual púas:
oh el hígado seco
y rojo
cuyas costuras violadas
precipitan el Ser
cual negra magma:

Oh imprecaciones
que no llegan al Cielo,
oh rostro macerado
con violentas plantas
y azul ponzoña;
oh líquido terremoto
bajo mis uñas
y temblor de mis rodillas:
oh Musa celeste
y periférica
y de camino prostituta:
Te invoco.


Hoy lo Real es un animal anestesiado
que me brinda el vientre
como cabra del Antiguo Testamento
para solaz del bisturí
que se agita en mi puño izquierdo:
si quisiera, se acaba el mundo
y la cosustancial vida.

Hoy mis exhalaciones
susurran la marcha de San Vito
a los árboles
y a sus médulas
y mi nervado puño
se alza contra la Creación.
Me escurre el nihilismo
de las comisuras
como atacado de rabia
o viruela
mientras las reminiscencias divinas,
cual cristo resurrecto,
me tunden a patadas
la loza pectoral.
Hoy debo cantar.

Porque el agujero negro
que preside mi casa zodiacal
y que me asió del pelo
para arrastrarme del caliente útero
hoy pide voz;
y la materia negra de mi piel
y la energía negra de mi sangre
que sin ser malas
lubrican ante el Mal:
le robé las alas rotas
a Satanás
para cobrar el séptimo sello
Arriba.

Hoy exijo el título de bastardo y
la mueca, la repulsa, la ignominia:
Hoy quiero todo y nada
y como res ser marcado
con hierro candente
a fin de evaporarme el nombre
y llamarme de cualquier otra manera.