La cuerda floja
¿Por qué ser un filósofo frustrado (un Sócrates luchando contra sus inclinaciones poéticas) cuando se puede ser algo más grande, como un poeta frustrado? ¿Que "la fe mueve montañas"? ¡Bah! La falta de fe mueve hombres... Y los transforma en héroes... Y esa condición los hace superar en estatura y masa a las montañas... No hay acto más libre que el de Pensar. No ha nacido ejército en la Tierra capaz de subyugarlo. Pienso, luego soy libre.
martes, 9 de septiembre de 2025
POEMA
POEMA
viernes, 12 de julio de 2024
POEMA.
Ciertamente el Optimismo posee un suelo -más que "fundamento"-, y eso es la absoluta certeza de que siempre, siempre, pudo haber sido peor.
jueves, 4 de julio de 2024
Días de mierda.
Mejor harían
algunos días
en no nacer siquiera:
en no sumar al mundo
con su peso de catafalco
y gris calamidad;
en no mirar abajo
con ese rojo rencor
tras su ojo ígneo,
el sarcasmo cual puñal agazapado
y el esputo de desprecio
volcado en millones de gotas
sobre nuestras testas yermas
y cansadas…
Mejor harían en ser óbitos
en la negra entraña de su madre
y nunca ver la luz,
dejando intacta nuestra estúpida
esperanza, sin soplo
el ascua de nuestra desesperación…
Harían bien los tales días
en ser arrancados en pedazos
del calendario como fetos,
haría bien la Tierra
en rehusarse a girar,
haría falta un cruel palafrenero
en el carro de Apolo,
que moliera los corceles
a palos y vituperios de trueno…
Haría falta un apocalipsis
de vez en cuando,
que sustituyese
a esos días de ignominia.
***
En esta hora agria y sublunar,
jarabe de amargura, rictus de dolor;
en esta hora parecida a mujer acribillada
sobre mesa fría
y metálica de autopsia,
en esta hora que patalea en su gangrena
con grebas en sus puños
y verde espuma
borbotenado en su ano.
En esta hora que nace y crece
como planta con ponzoña
o cola de alacrán; esta hora orgánica
que pende sobre un contrato de sangre…
Esta hora,
lánguida cual puta satisfecha: apenas
un decapitado segundo,
una hora cobarde y parsimoniosa…
En esta hora, sí, mi destino se cumplirá:
para que la noche, ala de murciélago,
se expanda, y su pene rojo
y salitroso lubrique y se hinche…
Noche rubia
y de moradas uñas, multívoca y
variopinta… Noche…
jueves, 27 de junio de 2024
Fragmentos.
Así como la locura y la genialidad están separadas por una línea difusa y en ocasiones ni siquiera, también la bellaquería de la parresiázomai en lo que toca a la cacofonía, el hombre soez del parresiatés en el uso contante y sonante de la chingadera. Al chile.
***Hay guerras que es mejor ganarlas mediante la "no acción", como recomienda el Tao.
***
"Impersonarnos" a fin de comprender, como método implícito de la filosofía, sin adulterar lo considerado con el camino hacia ello.
No cisma Sujeto/Objeto.
***
Una filosofía rota en mil pedazos, como la Coyolxauhqui, después de que los cuatrocientos Uriones que todos llevamos dentro la desmadren, y a eso se reduce toda buena ambición epoistémica y la verdadera "vuelta a los orígenes": retrotraernos al Caos primario y en ese río hacer nuestras abluciones. Todo lo demás sabe y huele y se siente falso, pues la sencillez, lo inmediato de la Realidad nos parecerá evidente, como cuando nos acostumbramos a dormir con una mujer y sólo una.. *** Cuánta tristeza y alegría al zarpar de un, cualquier puerto. Se viaja para aprender a morir, para dejar atrás, siempre (el único cognoscible y a la mano), obedeciendo en esta vida al menos al constante anhelo interior. A la vida llegamos de océano embriagados, y hacia ahí nos dirigimos incluso sin dirección fija cuando en tierra. *** Hasta de las arrugas solemnes de nuestra sabiduría hay que reirnos.
miércoles, 7 de febrero de 2024
Poema.
EFEMÉRIDES.
En un día como hoy, hace unos 2600 años,
cayó Tales de Mileto a un pozo
mientras escrutaba
el mapa del cielo, provocando la risa de una tracia,
mientras que tú, que lees esto en tu celular
yendo en la pendeja,estás a punto
de caer en una coladera sin tapa.
Ponte verga.
Pero estas coces
contra el tórax desde dentro,
la alharaca estrepitosa de una muchedumbre en la estrecha cavidad craneal,
los intestinos fuertemente entrelazados en bacanal ofídica,
el péndulo entre el ora sucumbir en carcajadas, ora en místico llorar…
La plúmbea certeza de este desamparo irremediable,
de esta tonelada pétrea o índice inclemente de un dios que cual niño hunde
sobre nuestras espaldas haciéndonos crujir… ¿Cómo lo alivias?
¿Cómo, a no ser sino sembrándote una bala
hasta la sima del precipicio,
o con algo de alcohol y adormidera –quizá entre más inmunda mejor,
o bien sobre la albura de unos cuantos folios
y los azules Nilos de tinta de tus antebrazos para hartarlos?
O tal vez unas pocas páginas llenas de talento y sedición,
de hombres que “guiados”, por así decir,
se hermanaron con los astros, y cuya escalinata fue cimentada
con su rotundo desprecio a lo pequeño:
como acaso nunca los vuelva a ver el mundo…
¿Quién querría un obeso tratado metafísico, una ontología
del pelele siglo XX, habiendo exempli gratia, “Proverbios del Infierno”?
¿Y cómo a su vez abandonar este infierno a medida y de alta costura
sin haber pasado por “El Paraíso perdido”?
Maldita sea, daría el alma a cambio de la sandalia de Empédocles
regurgitada por el sardónico Etna,
O la retahíla de imprecaciones vomitadas por el pozo
en cuyo lecho yacía contrahecho y deshecho Tales
mientras –se dice-, leía el oscuro mapa estelar sobre su testa.
La pregunta acerca del libro que te llevarías a una isla desierta
es de parvulario; antes bien un símbolo oriental
tatuado en el dorso o los genitales. Antes bien una enfermedad letal.
******
Recuerdo, de mis años mozos, cuando el amor en mí
palpitaba como estío salvaje y primitivo,
a una mujer cuyos dedos de los pies
tenían nombres de ciudades:
Milán Tokio París Lima Los Ángeles;
recuerdo su hálito a fresas de Irapuato,
sus ademanes algo almidonados
y su triste devoción a dios…
Imaginaba su pubis como Ciudad del cabo:
meridional pululante y torrencial;
también las palabras que la verja de su vigilia
contenía cual perros
pero que mascullaba mientras dormía,
traicionada por lo que llaman “subconsciente”:
“lamer morder folgar”.
Recuerdo la correa alrededor de mi cuello
y con la cual manipulaba la dialéctica del
“ven-aléjate”; y a mí lamiéndola
y es el caso que no me arrepiento:
el fosforescente de sus uñas tirando de sus faldas rayadas
hacia abajo de sus pantorrillas,
su pupila vertical agazapada tras sus negras y luengas pestañas,
y la constante violación del segundo mandamiento mosaico
a cada tercera palabra que decía,
cada filigrana de su polar y simétrica sonrisa
cada efluvio de su parpadear, acompañado de cristalería rota
y suspiros al inconmensurable vacío…
Recuerdo, y es como limón sobre mi alma molusca:
como otros recuerdos que febriles se agitan dormidos
bajo la sábana de la insignificancia y la colcha del olvido,
******
Esta tarde de febrero que como puta de Babilonia cae
sobre nuestro pecho adolorido y ceniciento;
este mes de febrero como espada de Damocles,
este minuto amargo, y sus segundos cual fósforos raspados:
y el no saber qué hacer de uno mismo
sino acaso mastique blando en las manos ociosas de Dios.
Recuerdo recordar que recordaba un día
este día, este mismo día de Rembrandt
hecho de luces y sombras y preguntas como caballos
espantados y febriles. Este habitar pecera
o cuerpo de cristal y vampírico despertar…
miércoles, 31 de enero de 2024
poesía cero
pus del alma mi
poesía o amarescente vino o calostro agrio: sangre cuajada de sida, ojo cual
volcán de vesánica náusea y la roja lava del amor;
erizada de góticas agujas como por Gaudí erectas
y los coruscantes colores del prisma
o los temblores en las rodillas de mi ciudad lacustre y secular:
las sienes ígneas y venerables de los vates de mi infancia
lejana y crepitante como Sirio
o el ahora seco seno
que dióme de mamar…
guiño escarlata como embrión sobre la yema u oculta tirria tras el áureo Febo
es la poesía que mana de mi tinta, exangüe remedo
del leonardino tratado que sobre pintura y otras mixturas
se escribió: mi índigo lo extraje de la ortiga, mi ámbar de cola de alacrán,
el gris del cavilar en mi postrer ceniza, de mi atrabilismo la negrura biliar.
seca saliva de profeta en el desierto mi poesía, del alcohólico néctar
que evoca el abstemio paladar del santo cuando sus proscritos ayeres
o cocción de las intrépidas lenguas de todas las mujeres
que dieron a Lope de yantar es mi contrahecha y gibosa
y mendicante y putísima poesía, de la orden de las Maritornes,
que, se dice, hacen al espejo recular.
el “antiporqué”, venero de mi poesía: de ahí nace y como Uróboro
ahí vuelve reluctante, con presión intravenosa y torrencial
como hija del mínimo absoluto, del esquizofrénico cero,
de la matemática más narcisista que gusta de contemplarse a sí misma
es ésta, mi poesía… mi poesía argentina y sublunar.