miércoles, 31 de enero de 2024

poesía cero

 

pus del alma mi poesía o amarescente vino o calostro agrio: sangre cuajada de sida, ojo cual volcán de vesánica náusea y la roja lava del amor;
erizada de góticas agujas como por Gaudí erectas
y los coruscantes colores del prisma
o los temblores en las rodillas de mi ciudad lacustre y secular:
las sienes ígneas y venerables de los vates de mi infancia
lejana y crepitante como Sirio
o el ahora seco seno
que dióme de mamar…
guiño escarlata como embrión sobre la yema u oculta tirria tras el áureo Febo
es la poesía que mana de mi tinta, exangüe remedo
del leonardino tratado que sobre pintura y otras mixturas
se escribió: mi índigo lo extraje de la ortiga, mi ámbar de cola de alacrán,
el gris del cavilar en mi postrer ceniza, de mi atrabilismo la negrura biliar.
seca saliva de profeta en el desierto mi poesía, del alcohólico néctar
que evoca el abstemio paladar del santo cuando sus proscritos ayeres
o cocción de las intrépidas lenguas de todas las mujeres
que dieron a Lope de yantar es mi contrahecha y gibosa
y mendicante y putísima poesía, de la orden de las Maritornes,
que, se dice, hacen al espejo recular.
el “antiporqué”, venero de mi poesía: de ahí nace y como Uróboro
ahí vuelve reluctante, con presión intravenosa y torrencial
como hija del mínimo absoluto, del esquizofrénico cero,
de la matemática más narcisista que gusta de contemplarse a sí misma
es ésta, mi poesía… mi poesía argentina y sublunar.

 


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