miércoles, 24 de enero de 2024

Canción de Día.

 

Carretera pedregosa mis cicatrices:
algo manó,
acaso el Alma o el Amor
o ambos:
fecunda Tierra que los tragó
al límite tremendo
y mortal
en su oceánica vastedad
ávida de gotas:
mar infrapuesta
bajo nuestros pies de barro
y ceniza
y nuestros dedos tejidos
con cansancio.

Oh Comunión de Amargura,
sucinto proverbio
con filo de cuchillo,
oh tálamo de vidrio roto,
alfombra de ascuas
e interrogantes cual púas:
oh el hígado seco
y rojo
cuyas costuras violadas
precipitan el Ser
cual negra magma:

Oh imprecaciones
que no llegan al Cielo,
oh rostro macerado
con violentas plantas
y azul ponzoña;
oh líquido terremoto
bajo mis uñas
y temblor de mis rodillas:
oh Musa celeste
y periférica
y de camino prostituta:
Te invoco.


Hoy lo Real es un animal anestesiado
que me brinda el vientre
como cabra del Antiguo Testamento
para solaz del bisturí
que se agita en mi puño izquierdo:
si quisiera, se acaba el mundo
y la cosustancial vida.

Hoy mis exhalaciones
susurran la marcha de San Vito
a los árboles
y a sus médulas
y mi nervado puño
se alza contra la Creación.
Me escurre el nihilismo
de las comisuras
como atacado de rabia
o viruela
mientras las reminiscencias divinas,
cual cristo resurrecto,
me tunden a patadas
la loza pectoral.
Hoy debo cantar.

Porque el agujero negro
que preside mi casa zodiacal
y que me asió del pelo
para arrastrarme del caliente útero
hoy pide voz;
y la materia negra de mi piel
y la energía negra de mi sangre
que sin ser malas
lubrican ante el Mal:
le robé las alas rotas
a Satanás
para cobrar el séptimo sello
Arriba.

Hoy exijo el título de bastardo y
la mueca, la repulsa, la ignominia:
Hoy quiero todo y nada
y como res ser marcado
con hierro candente
a fin de evaporarme el nombre
y llamarme de cualquier otra manera.

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