A la que vuela.
Incluso tus mas de grotescas muecas
descarrilan en tu tierra salpicada
de senderos de Belleza,
mientras pretendes ignorarlo,
o acaso de verdad no lo sepas:
mas yo quiero tampoco
acaso no saberlo
(para qué? Me bastaría todo el whisky de esta intrépida Cantina?),
sino cantarlo desde el fondo
de mi malediciente sobriedad.
Dime, oh Arrogante!,
para qué las poesías de alto calibre
cuando bajo la cota de terciopelo
usas un grueso antibalas?
Ay de nosotros los ignorados!
Ay de nosotros a quienes están vedados
los Paraísos de la inopia,
y hemos de salpimentarnos
pan y hambre con la escarcha
de tus ojos fugitivos!
Ay de todos los apuñalados con fatal lesión,
promovida por los involuntarios subterfugios
de un ademán decapitado!
Ay de los que heridos, llegamos tambaleando
al hospital adolecente de medicina
e incluso de palabra consolante!
Porque no basta todo el aire de esta Tierra
para dos famélicos pulmones
que no proceda de tu aliento.
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